Dos hombres de negocios de gran éxito son poderosos y dominantes. Están acostumbrados a ser obedecidos y nadie les dice que no. Ni siquiera el repartidor que encuentran en el ascensor. Lo agarran, lo empujan a sus pies, le follan la cara y le toman el culo. Al repartidor le han asignado hoy una nueva tarea: chupar pollas y echar semen.